Por el Dr. Marcellino D'Ambrosio
Traducido por Miguel Carranza
“Las acciones valen más que las palabras”, “Una imagen vale mil palabras”, “Hablar es fácil”. Tenemos muchos dichos que generalmente expresan lo mismo – las palabras por si solas no son suficientes para expresar muchas cosas, especialmente mensajes personales como “Te amo."
Por lo tanto, lo seres humanos en cada cultura han desarrollado rituales para expresar el valor que le dan a las demás personas y a los eventos especiales. Tomemos, por ejemplo, el pavo en la cena del Día de Acción de Gracias o los presentes bajo el árbol en Navidad o en los cumpleaños. Aun si todos los asistentes a la fiesta estuvieran a dieta, se canta la tonadita y se soplan las velas del pastel.
El problema con los seres humanos es que tenemos una tendencia a dejar que los rituales se vuelvan mecánicos, olvidándonos de su verdadero significado (uno de los efectos del pecado original). La respuesta puritana a esto es abolir por completo las celebraciones. En el estado de Massachusetts, que originalmente era puritano, la Navidad no fue una festividad oficial hasta los 1890`s. Y hasta este día, los Testigos de Jehová prohíben celebrar los cumpleaños.
El enfoque católico siempre ha sido diferente. Nosotros aceptamos las celebraciones con sus ocasionales excesos y sus tradicionales simbolismos (incluso las celebraciones con orígenes paganos, como el árbol de Navidad). El propósito es reavivar el significado original de los rituales o revestirlos de un nuevo significado cristiano. En los tiempos de la Roma pagana del siglo cuarto AD, todos se sentían aliviados cuando los días comenzaban a volverse más largos nuevamente después de la deprimente oscuridad del solsticio de invierno. Así que el 25 de diciembre celebraban “el nacimiento del sol invicto”. “¡Qué gran momento para celebrar al verdadero Hijo invicto!”, pensaron los cristianos. Y exitosamente adoptaron ese día y así nació la Navidad.
¿Y qué hacemos con toda la extravagancia de los regalos de Navidad en Norteamérica? Es el nacimiento de Jesús, pero los regalos bajo el árbol se han convertido en el centro de la celebración, especialmente para los niños. Parecido a un grupo de tiburones que van rumbo a un festín. Casi instantáneamente la emoción se disipa y la habitación queda llena de papeles de regalo estrujados (¡aunque tomara tanto tiempo envolver los regalos!)
En lugar de imitar al “Grinch” y eliminar los regalos, podemos poner reglas para darles un mejor significado. Primero, intentemos seleccionar regalos que ayuden a la gente a desarrollar su relación con Jesús: libros, videos, rosarios, etc. Después, en la mañana de Navidad, antes de ir al árbol, podemos reunirnos en torno al pesebre, cantar un villancico, leer un corto pasaje de las Escrituras y agradecer a Dios por Jesús, el regalo más grandioso de todos. Luego abrimos un regalo a la vez mientras todos ponen atención (para desarrollar la paciencia). No abramos todos los presentes el 25 de Diciembre. Podemos dejar algunos presentes bajo el árbol para los 11 días de Navidad (otra lección en paciencia). De esta forma oramos, cantamos y leemos más en torno al pesebre.
En los cumpleaños, comamos pastel, soplemos las velas, cantemos y demos regalos, pero apartémonos de los lugares ruidosos y caros en favor de celebraciones caseras solo con familia y tal vez algunos amigos. Además, agreguemos algunas cosas. Primero, todos en la mesa pueden compartir algo que aprecien del cumpleañero. Luego, también podemos celebrar el cumpleaños bautismal que usualmente es un mes después. No entregamos presentes otra vez, si no que a veces comemos un pastel o por lo menos un postre (no se puede tener una celebración sin postre). Al final de la comida, encendamos la candela bautismal, usemos algo de agua bendita y renovemos los votos bautismales diciendo “Creen en….” y todos responden “Si creo”. Por cierto, la Iglesia le tiene tanta estima a esta tradición que la recomienda en El Manual de Indulgencias y ofrece indulgencia plenaria aquellos que la practican.
Por lo tanto, tenemos tres opciones en lo que concierne a dar regalos: a) Hacerlo como lo hace la sociedad, b) Exclamar “bah-humbug!” junto a los puritanos y los amargados o c) Tomar el enfoque tradicional católico y poner esta tradición al servicio del evangelio. En mi opinión el enfoque católico es más divertido.
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Thursday, December 8, 2011
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