Friday, October 22, 2010

2 de noviembre: Día de los Fieles Difuntos/November 2: Day of the Dead

El catolicismo mexicano es una mezcla de los símbolos, creencias y rituales católicos con los de los pueblos nativos de lo que hoy es México. Uno de los ejemplos característicos es la celebración de los Fieles Difuntos o Día de los Muertos. La tradición de honrar a los muertos pertenece a las culturas de la antigüedad. Los pueblos pre-hispánicos honraban a los muertos en diferentes fechas, pero dedicaban a estas festividades dos meses enteros del año. Los aztecas honraban a sus muertos alrededor del tiempo de la cosecha (principios de agosto). Cuando llegaron los misioneros católicos, siguieron celebrando este festival pero ahora asociado a las fiestas católicas de Todos los Santos (1 de Noviembre) y de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). De acuerdo a la tradición indígena, las almas de los difuntos regresan a la tierra una vez al año: los niños el 1 de noviembre; los adultos el 2 de noviembre. Las familias hacen los preparativos necesarios para darles la bienvenida. Para eso ponen un altar en las casas, en las escuelas y lugares públicos, en las tumbas, adornados con muchas flores, sobre todo cempazúchiles, y colocando en él las comidas y bebidas que gustaban a los finados y aquellos que les facilitan el viaje de regreso a casa.

Nuestra parroquia, que tiene una orientación multicultural, está haciendo un esfuerzo por compartir esta tradición hispana con el resto de la comunidad. Pondremos un altar de muertos. Por eso, a continuación, digo algo que pueda ayudar, como marco de referencia cultural, para entenderlo mejor. El altar tradicional lleva varios elementos y cada uno de ellos tiene un significado. Menciono algunos de ellos. Los altares se construyen en tres niveles: la parte alta representa el cielo, la segunda el purgatorio y la tercera la tierra. Se coloca una foto de la persona o personas que vendrán de visita el 2 de noviembre. Se cubre el altar con un mantel blanco, que representa el cielo. Se agrega papel picado que significa el colorido y la alegría de vivir; y cadenas de papel morado y amarillo que simbolizan la unión entre la vida y la muerte. Las flores significan bienvenida: las blancas representan el cielo, los cempazúchiles la tierra, las moradas el luto. Se colocan cuatro cirios en cruz (puntos cardinales) para que el alma pueda orientarse. Se pone una veladora por cada familiar que vendrá de visita para alumbrar su camino. Los incensarios son utilizados para purificar el ambiente y recibir a los visitantes como se merecen. Se colocan varias calaveras de azúcar con la intención de quitarle “el mal sabor” a la muerte. Una vasija con agua simboliza vida y energía para las ánima durante su viaje. Se coloca una cruz de ceniza en el segundo nivel (purgatorio) para que el alma que llega pueda expiar sus culpas pendientes.

La actitud ante la muerte, tan evidente en esta celebración, es lo que resulta un tanto intrigante para muchas personas de otras culturas. En la cultura mexicana, la muerte y el morir, como el vivir, son asuntos familiares y normales. La muerte es vista como parte de la vida y así se le trata. El famoso escritor y poeta Octavio Paz dijo: “El mexicano está familiarizado con la muerte: juega con ella, la acaricia, duerme con ella, la celebra; y es uno de los juguetes y su más fiel amor”. El poeta mexicano Carlos Pellicer dijo que México tiene dos obsesiones: el amor a las flores y a la muerte; y ambos elementos se unen en una de las celebraciones más importantes para los mexicanos. A diferencia de otros países, la celebración del Día de los Muertos en México es una fiesta, es un motivo de alegría para quienes esperan el momento de recibir a sus difuntos y tratar de complacerlos en esta visita que sólo llega una vez al año. Encuentro que coincide con la doctrina católica de la Comunión de los Santos que existe entre los creyentes a ambos lados de la tumba. Por ejemplo, el Papa León XIII en su encíclica “Mirae Caritatis” (28 de mayo de 1902) describe esta comunión como: “el mutuo compartir de ayuda, intercesión, oraciones y beneficios entre los fieles, tanto los que ya gozan en el cielo como los que todavían peregrinan en la tierra. Todos ellos forman una ciudad, cuya cabeza es Cristo y cuyo principio vital es el amor”.
Su amigo y servidor
Padre Jesús Camacho


Mexican Catholicism is a mixture of symbols, beliefs and Catholic rituals with the natives of what is now Mexico. One characteristic example of this is the celebration of “All Souls” or “Day of the Dead”.
The tradition of honoring the dead comes from the ancient cultures. Although Pre-Hispanic cultures honor dead at different dates, and they celebrated these festivities during two whole months within a year. The Aztecs honored the dead around the time of harvest (early August). When the Roman Catholic missionaries arrived, they kept celebrating this festival but associated with the Catholic holidays (November 1st -All Saints, November 2nd- -All Souls). According to the native traditions, the souls of the dead return to earth once a year: children on November 1st and adults on November 2nd. Families prepare to welcome them. They set an altar at their homes, schools, public places and the tombs. The altar is decorated with many flowers specially cempazúchiles (marigolds-like), it is also set with the food and drinks that the dead liked when alive and all sort of items that ease their journey back home.

Our Parish, which has a multicultural orientation, is making an effort to share this Hispanic tradition with the rest of the community. We will set an altar of the dead. This is why I describe something that can help to better understand this tradition. The day of the dead altar involves several elements and each of them has a meaning, following I will mention some of them. Altars are built in three levels: the top represents heaven, the second purgatory and the third the earth. A photo of the person or persons to come on visit at November 2 is set. The altar is covered with a white tablecloth which represents heaven. Colorful “papel picado” which represents the joy of living; purple and yellow chains out of paper which represent the relationship between life and death. Flowers mean “welcome”: the white ones represent heaven, cempazúchiles the earth and purple mean mourning. Four candles are set in a cross shape which represent the cardinal points so the soul is guided or oriented. Also a candle is set per each family member who will come to light the path. Incense burners are used to purify the environment and receive their visitors as they deserve. Several sugar skulls are set with the intent to remove the “bad taste” from death. A container with water symbolizes life and energy for the soul during the journey. On the second level of the altar an ash cross is set to represent purgatory, so that the soul can purge their faults.

Attitude about death, as evident in this celebration results intriguing to many people of other cultures. In Mexican culture death and dead, such as life itself, are seen as ordinary and familiar happenings. Death is seen as part of life and thus it is. The famous writer and poet Octavio Paz said: “The Mexican is familiar with death: plays with her, caresses it, sleeps with her, celebrates it and it is a toy and it is more faithful love”. Mexican poet Carlos Pellicer said that Mexico has two obsessions: Love for flowers and death, both elements are together in one of the most important Mexican celebrations. Unlike other countries, celebration of Day of the Dead is a feast in Mexico, is gratifying for those who expect upon receive of their deceased and please them in this visit that happens once a year. This coincides with the Catholic doctrine of the Communion of Saints among believers on both sides of the tomb. For example, Pope Leo XIII in his encyclical “Mirae Caritatis” (May 28, 1902) describes this communion as: “The mutual sharing of aid, prayer, intercession, benefits among the faithful, for both, those who already enjoy heaven as those of us who still pilgrim on earth. They all form a city whose head is Christ… and whose vital principle is love”.

Your friend and servant,
Father Jesus Camacho.

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